martes, 21 de junio de 2011

Clausura del Curso 2010-2011 de la Tribuna José Antonio (Cambio de Guardia)

La Tribuna de José Antonio ha cerrado el curso con una atípica conferencia que bajo el título "Diálogo para un Fin de Singladura", protagonizaron Luis López Novelle y José Luis Jerez Riesco el pasado 14 de junio, en el salón de actos de la Hermandad de la Vieja Guardia. Le correspondió a Carlos Batres, como presidente de la asociación, presentar a los ponentes, algo que no le llevo mucho tiempo puesto que tanto López Novelle como Jerez Riesco son habituales de la Tribuna y muy conocidos en el mundo azul.
La conferencia se desarrolló mediante preguntas que uno de los conferenciantes hacía al otro, no a modo de debate sino de entrevista, siendo ambos ponentes entrevistador y entrevistado según turno. Las preguntas habían sido pactadas con anterioridad entre los dos conferenciantes, pero ninguno de ellos conocía las respuestas del otro hasta el momento en que se las formuló en el salón de actos de la Hermandad. Como ambos expresaron su opinión personal sobre temas de candente actualidad, el debate que siguió al final de sus exposiciones fue intenso, ya que algunos asistentes manifestaron su conformidad con dichos planteamientos mientras que otros no lo estaban. En cualquier caso,conferencia fue una "" muy apropiada para cerrar un ciclo más del CENS.

sábado, 18 de junio de 2011

Adopciones: otro mito contra el "franquismo", por Consuelo Martínez-Sicluna

Numquam Tacebo (Jamás callaré)

por Consuelo Martínez-Sicluna*

Pocas insidias quedaban ya por inventar y pocas falacias nos quedaban por ver, pero confieso que incluso ésta me ha llegado a sorprender por la abyección que supone.

Numquam Tacebo

Estas frases introductorias tratan de prevenir acerca de la penúltima - recalco lo de penúltima - de las atrocidades a escuchar y rebatir, que ha sido la de considerar que, a propósito de la Ley de Adopción de 1941, el “régimen franquista” se dedicaba a secuestrar niños de familias “rojas” para dárselos a familias de nacionales.

Un medio como la BBC inglesa otorga alguna credibilidad a la atrocidad y a través de quien es el productor de un documental que pretende ser riguroso con la historia, David Boardman, se pone en contacto con la Fundación Nacional Francisco Franco, a la que envía un cuestionario con una serie de preguntas, para grabar una entrevista.

La Fundación - a la que me honro en pertenecer - me designa para responder, y como no hay que retroceder ni para coger impulso, me dispongo a ello.

 El cuestionario de una entrevista para la BBC

Podremos comprender que entre el cuestionario inicial y el real no existe ninguna coincidencia; que de los 45 minutos de grabación que duró la entrevista que se me hizo - mucho me temo - quedarán reducidos, en aras del planteamiento y de la conclusión a la que el programa ya había decidido previamente llegar, a unos 5 minutos, alternados con supuestos testimonios de niños, ya mayorcitos, arrancados de familias rojas “estables”, que se diría hoy, para entregarlos a la canalla fascista representada por ese dictador aborrecible llamado Franco.

Transcribo a continuación el cuestionario inicialmente mandado:

-          “Al fin de la guerra civil, ¿cómo era la situación en España?
-          ¿Qué ocurriría en España si el ejército de Franco hubiera perdido la guerra?
-          ¿Por qué piensa Ud. que el General Franco aprobó la Ley de Adopciones de 1941? Esta Ley hizo posible que los certificados de nacimiento pudieran llevar los nombres de los padres adoptivos como si fuesen los padres biológicos. ¿Por qué han sido tantas las críticas al General Franco en los últimos años por esta Ley de Adopciones?
-          ¿Cree Ud. que los niños de presas republicanas fueron dados en adopción a los que apoyaron al General Franco al fin de la guerra civil y que estas prácticas continuaron, como una costumbre, durante los años después de la guerra?
-          Hace 36 años que el General Franco murió. Hace más de 70 años que se ha acabado la Guerra Civil, y ¿por qué todavía hay tantos debates sobre la época del General Franco?”

De las preguntas enviadas se deduce ya cuál iba ser el tono a seguir a lo largo del programa: subjetividad o parcialidad son palabras que se quedan escasas y que, con ese “corta y pega”, de la televisión, reducirán mi intervención a lo estrictamente necesario para decir que se cuenta con una opinión diversa. Por ello, relato en primera persona la grabación, con el simple intento de defender, en aras de la verdad, la memoria de Franco. Como decía una vieja canción, malos tiempos para la lírica, pero tal vez buenos tiempos para un combate que no puede cesar, que es combate por España.

Un relato en primera persona de la grabación

Para empezar, le señalo a la periodista inglesa que me hace la entrevista, ante la utilización de esas expresiones por su parte, que rechazo profundamente la denominación de “régimen de Franco” o de “régimen franquista”, porque no se trata de una situación política que emana de la voluntad de Francisco Franco, sino de un régimen que caracteriza a la España que va de 1939 a 1975, donde hay hombres y mujeres que sacaron nuestra patria adelante: singularizar en Franco tal régimen implica atribuirle toda la responsabilidad, como una actuación dictatorial,  en lo bueno y en lo malo - y parece que ahora sólo en lo malo - y supone, sencillamente, desconocer la Historia.

Por otra parte, la situación en España después de una guerra civil era de desolación, devastación, lo normal en una guerra fratricida pero, al tiempo, con ganas de levantar a la Nación. Y la República Española no había sido precisamente Camelot, porque desde febrero del 36 no existía de hecho República, sino un Frente Popular que se había autoproclamado vencedor en unas elecciones cuyos resultados no fueron escrutados en su totalidad.

Contemplo que esto no le interesa en absoluto y le recalco que no se pueden sacar los hechos del contexto histórico en el que se producen y la Guerra Civil es consecuencia de la deriva de la II República.

¿Por qué se promulga la Ley de Adopción de 1941?

“Vayamos al tema”, - me dice: ¿Por qué se promulga la Ley de Adopción de 1941? Respondo que, en cuanto a las adopciones, hay que entender que el régimen de ese período de tiempo se articula sobre dos bases, que son la legalidad y la acción social, y sólo así puede entenderse la Ley de Adopción de 1941, que trata de solventar, después de una guerra civil, el problema de la orfandad y de la protección de los menores abandonados – recalco - en las Casas de Beneficencia.

Hay que analizar con detenimiento la Ley para ver que estamos ante una figura jurídica que trata de cubrir una situación complicada y difícil: después de la guerra, los huérfanos, en vez de quedar recluidos en centros asistenciales, práctica habitual hasta ese momento, debían gozar de una integración en un entorno familiar, como se señala en la Exposición de Motivos de la Ley.

Por lo tanto, no es un secuestro de menores sacados de un ambiente familiar - lo que sería reprobable - sino que se trata de la existencia de huérfanos como consecuencia de una guerra civil, a los que se trata de dotar de protección jurídica y social.

La Ley, además, acuerda la intervención, en el proceso de adopción, de la Administración de la Casa de Beneficencia y que el proceso se inste ante el Juez de instrucción competente y con intervención del Ministerio Fiscal. Es decir, la máxima garantía jurídica para el adoptando, que además si era mayor de 14 años podía ser oído en el expediente. El Juez, en todo caso, vigilaría por el cumplimiento de los requisitos de conducta exigidos a los adoptantes, de forma que el proceso de adopción podía ser revocado.  Desde el punto de vista del Derecho, ni una pega, ni una objeción.

Un proceso legal en interés del menor

Dejando al margen las consideraciones jurídicas, que pueden cansar a los televidentes, a nadie se le escapa la importancia de la intervención del juez: no es una situación fáctica, donde se arrebatan niños y se dan a otras familias, es un proceso legal en interés del menor, que es el interés que se sigue protegiendo en cualquier proceso similar en la actualidad. Legalidad y acción social, que son las pautas del régimen que va de los años 40 a los 70.

¿Qué por qué se le daban los apellidos de la familia del adoptante? Porque esto es lo habitual en cualquier proceso de adopción - no en otras figuras jurídicas similares - proceso en el cual no se conserva el apellido de la familia o madre biológica y en esos momentos estamos hablando pura y llanamente de orfandad como consecuencia de una guerra civil devastadora.

Más preguntas de la periodista: - ¿Pero el juez que decidía era franquista? No más que el obrero o el médico, que vivían en esa  época, o que el padre del actual Fiscal General del Estado, Conde-Pumpido, éste un poco más porque era Magistrado del Tribunal de Orden Público, o el padre de la anterior Vicepresidenta del Gobierno, que fue condecorado por el régimen.

Se trataba de hombres y mujeres que trabajaban por sacar España adelante y vivir mirando al futuro, lo cual no me parece mal, porque ahora no hay trabajo y tampoco hay futuro al que mirar. Por otro lado me permito sugerirle otra investigación: el destino y la suerte que siguieron los niños enviados por el Gobierno de la República a la URSS en la guerra civil. Silencio.

¿Cómo se podría definir el régimen de Franco?

¿Cómo se podría definir el régimen de Franco: fascista, militar, totalitario? Si se refiere a la situación de España en esos años, no al régimen de Franco, sino de todos los españoles, entonces ni era fascista, porque hubiera caído con la caída de los “fascismos”, en el sentido amplio del término, o hubiera sido depuesto tras la conferencia de Yalta, mientras que España mantuvo relaciones con los más importantes mandatarios de la época: aquí vino un Presidente de los EEUU, se entró en la ONU, etc.

No era un régimen militar, porque la intervención de los militares en los Consejos de Ministros fue exigua en relación a la importancia del elemento civil. Totalitario, tampoco. - “Entonces autoritario”, me insinúa. Me acuerdo de Luis Suárez y, en homenaje a él digo autoritario, en cuanto a que había y se ejercía una autoridad amparada por el Derecho.

¿Qué hubiera pasado si Franco pierde la guerra y la gana el otro bando?
Llegada de niños a Moscú, expatriados por los rojos
-“Pero tuvo la ayuda de los fascismos en la guerra civil...” - Sí, como la tuvo la España “roja” - no republicana - porque éste de “rojo” era el término acuñado por el otro bando y porque además la República había muerto a instancias del Frente Popular que se había alzado con el poder. El bando rojo tuvo la ayuda importante de la URSS y de las Brigadas Internacionales. Por cierto, hay una pregunta que venía en el cuestionario previo y que todavía no me ha hecho y tengo muchas ganas de contestarle y sin más me hago yo misma la pregunta: ¿Qué hubiera pasado si Franco pierde la guerra y la gana el otro bando? Que España hubiera sido un país satélite de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y, dado el entreguismo de Roosevelt a Stalin en Yalta - que Churchill advirtió claramente - Europa hubiera estado cogida en una pinza, desde el Norte hasta el Sur.

Siguiente asalto: -“pero España participó en la Segunda Guerra Mundial al lado de Hitler...”. - Sí, con una división de voluntarios que España no podía negar a quien entonces era el vencedor de Europa y al que Franco tuvo la habilidad de llevar a su propio terreno: no se podía negar una cierta ayuda a quien antes había ayudado, pero además un “No” tajante podía haber implicado el avance de las tropas alemanas desde Francia hasta Gibraltar.

Como estas cuestiones nos apartan de lo que verdaderamente les interesa, volvemos al secuestro y a la reeducación de menores, y a las presas rojas que tenían a sus hijos con ellas en los centros penitenciarios.

Reeducación es lo normal cuando se gana una guerra, porque creo que la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial no ha dejado de reeducar hasta hoy – la historia la escriben los vencedores- y me parece que el sistema actual también educa, incluso con la oposición de los padres.

En cuanto a si las presas tenían a sus hijos con ellas en los centros penitenciarios, también se contempla ahora en la Ley de Vigilancia Penitenciaria y eso como una medida en beneficio del penado y de su familia.

“- Y se educaba en los principios del régimen...” - Pues sí, porque el régimen era nacional y se educaba en los principios de la nación. Me faltó decir, y ¿qué más?.

“Pero habría que juzgar los delitos del régimen”, - me dice, - “porque la Ley de Amnistía, y el sistema actual, y la transición que se hizo mal porque no se juzgó a los franquistas, bla, bla, bla...” - Contesto: Ud. quizá no sepa que el sistema actual pretendía ser legítimo, en su inicio, obteniendo su legitimidad de las Cortes diseñadas en la situación política anterior – aunque conculcada a través de la vulneración de la Ley de Reforma Política - y que lógicamente todo el sistema, desde el Jefe del Estado, hasta la transición proviene de ahí: que todos, incluso los que habían participado en el “Contubernio de Munich” decidieron cuál había de ser el camino de la transición y pensaron que el mejor camino consistía en la utilización del órgano de representación de las Cortes. “- Pero...” - me dice, “- Garzón cree...” Respuesta: Garzón en la actualidad está separado de la judicatura, con un proceso abierto, y no me sirve como modelo.

Estas preguntas repetidas varias veces. Porque en suma se trata de juzgar a los “franquistas” por el hecho de serlo. Y nuevamente, los niños robados., etc. Por tres veces la corto para decirle: - yo estoy hablando de leyes y de instituciones jurídicas, no de ficciones, y no voy a decir otra cosa diferente de la que sostengo: que el régimen actuaba desde la legalidad y no desde situaciones delictivas, como pudiera ser un secuestro - que no se daban - ni me va convencer de otro punto de vista, porque si no va a resultar que me está tratando de “reeducar”.

Las invenciones son de ahora

Y ¿en los años 60, 70? ¿Presos republicanos en esos años? Y polémica sobre la cuestión, ninguna. Las invenciones son de ahora.

Me señala que hay numerosos testimonios de arrebatados de su familia y entregados a otras y que los intercalarán en la grabación. Perfecto, pero no tengo por qué dar credibilidad si no se me aportan datos y documentos en los que la autoridad intervenía en el sentido que se pretende afirmar. Yo sólo me limito a señalar que el régimen no actuaba desde situaciones de hecho, sino desde la legalidad y ésta dirigida a una acción social que no había existido en la historia de España hasta entonces.

“- Algunos dicen que el Partido Popular viene del franquismo”, - me señala. Yo no debería responder por el Partido Popular, puesto que no pertenezco a ningún partido, pero le diré que el Partido Popular no existía en el régimen anterior al 75.

“- ¿Está de acuerdo en que salga a la luz la verdad?” - Totalmente de acuerdo. Pero la verdad no es patrimonio de unos, ni se puede reescribir lo que ya está escrito.

Hasta aquí la entrevista, contada en resumen, y ruego disculpen el uso de la primera persona. Hasta aquí la necesidad de una defensa que no es sólo la de Franco, sino la de una España que no ha muerto y que no nos limitamos a mirar con nostalgia, sino con orgullo y con una mirada legítima al horizonte. Sólo una frase final: mientras sea posible, e incluso más allá, hasta donde lleguemos y hasta donde podamos, hay que hacer de nuestra vida un lema de acción permanente, el dictum romano: “Nunquam Tacebo”, “Jamás Callaré”, porque ante la insidia, ante el odio y la mentira, el silencio es un acto más de felonía y de sumisión.

*Consuelo Martínez-Sicluna es profesora titular de Derecho Natural y Filosofía del Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y autora de "Legalidad y legitimidad: la teoría del poder" (Ed. Actas, Madrid, 1991) y de "Del poder y la justicia, vol. I, «El sentimiento de la justicia»", Ed. Actas, Madrid, 1997). Ha pronunciado conferencias en diversos foros y es colaboradora habitual del Centro de Estudios Nacional Sindicalistas

miércoles, 8 de junio de 2011

Próxima conferencia: "Diálogo para un Fin de Singladura"

Con "Diálogo para un Fin de Singladura" se cerrará se ciclo de conferencias organizadas por el CENS este curso político. Más que a una conferencia, asistiremos a una doble entrevista en la que Luis López Novelle y José Luis Jerez Riesco serán por turnos, entrevistador y entevistado.

Será el martes 14 de junio, a las 19'30, en el salón de actos de la Vieja Guardia.

miércoles, 1 de junio de 2011

Onésimo Redondo, en los albores de la Falange, por José Miguel Villegas


En una biblioteca repleta de camaradas de todas las familias azules, la Hermandad de la Vieja Guardia, y en su nombre el Centro de Estudios Nacional Sindicalistas, en colaboración con la Editorial Barbarroja, presentó la última de las novedades editoriales – hasta el momento - de ésta última, de marcado carácter falangista: “Onésimo Redondo. En los albores de La Falange".

Tras la breve introducción por parte del presidente de la Hermandad, Carlos Batres, en que se refirió al autor como “el Ministro”, en alusión a su condición sacerdotal y tras aclarar que en realidad se trata de Luis Miguel Villegas, “el camarada pater Villegas”, tomó la palabra el director del CENS - organizador del evento - camarada Luis López Novelles, todavía receptor de múltiples felicitaciones por el reciente éxito de la lista electoral que defendía en El Escorial, y que, liderada por Carlos Zarco, ha obtenido un concejal en dicha localidad.

Se refirió López Novelles a la oportunidad de la fecha, festividad de San Fernando y patrón de la Juventud, para señalar la clara característica dual del autor, al que definió como “mitad monje, mitad soldado”, como por otro lado debe ser el perfil natural de cualquier falangista – señaló –.

Tras rememorar algunos momentos pasados juntos en los años ochenta, se refirió López Novelles a la ocasión de traer a nuestra memoria, en tres aproximaciones distintas, la obra de Onésimo Redondo, tan desconocido, y sin embargo, tan actual a la luz de los acontecimientos políticos y sociales en los que estamos inmersos.

Invitó al autor a continuar la senda emprendida con esta aproximación a Onésimo, provocándolo para acercar a cuantos iniciadores – que no fundadores, diría el pater – de la Falange se mantienen mayoritariamente entre la ignorancia y el olvido.

Miguel Ángel Vázquez – que con Enrique Uribe es el responsable del extraordinario esfuerzo editorial que Barbarroja viene realizando sobre temas y autores falangistas – se refirió a los seis volúmenes publicados en apenas unos meses, con esta temática, y al amparo que la Hermandad ha dado a la difusión de tal generoso esfuerzo literario a través del CENS.

El prologuista, el poeta Alfonso López Gradolí, se refirió brevemente a su peculiar prólogo “sin puntuación” y al mucho tiempo que había transcurrido desde que, poco a poco perdiera su contacto con La Falange, alegrándose de haber podido recuperarlo participando en este libro.

Y finalmente, las dos más importantes intervenciones se las reservaron los amigos, camaradas y compañeros de juventud José Luis Jerez Riesco y José Miguel Villegas.

El turno de Jerez, discurrió por varias sendas - polémica y radical la primera - en tanto que señaló como causa directa del silenciamiento y ocultamiento de Onésimo su “declarado antisemitismo y antimasonería, que le eran habituales”.

El segundo bloque, entrañable en los recuerdos y anécdotas de juventud vividas por ambos, nos acercó al autor en muchas de sus dimensiones: el joven, el experto maestro en artes marciales, el envidiado propietario de un “dos caballos”, los amores platónicos de juventud, el abrazo al sacerdocio, la entrega a los demás....

Por último, y utilizando un juego de autosimilitudes con el propio Jerez, se acercó el ponente a la figura política y literaria de Onésimo Redondo.

El último en intervenir, antes del abrir un breve pero intenso y también polémico debate en torno a varios temas relativos a la unidad, la militancia, la misión, el hombre... y que pasó en algún momento por el denominado movimiento 15 de mayo – que suscitó discusión – fue el propio autor, el Camarada Pater Villegas.

Fue su intervención un alegato por la necesidad de trabajar todos en la misma dirección y en la que todos somos imprescindibles; empezó hablando de Paz, como consecuencia de la Justicia y muy por encima de la democracia.

Se refirió al ninguneo, a la época de la falsificación de la Falange, al todo compuesto por todos y cada uno de los iniciadores como un conjunto y no como partes separadas; A la necesidad de entender la influencia que unos tuvieron sobre otros en sus propias evoluciones y en la del movimiento que discurrió entre la Comedia y el Madrid. A no enfrentar a los autores – Ramiro, Onésimo, Julio, José Antonio – sino a comprenderlos en su totalidad.

El libro sobre Onésimo jugó con una fórmula francamente eficaz: construir un conjunto coherente, profundo, amplio y nada superficial, a base de tomar diversos artículos debidamente ligados, para llegar a la verdadera esencia del Onésimo desconcido.

Un segundo ejercicio de imaginación consiste, en la segunda parte del libro – una tentación, dijo el Pater – en responder a problemas cotidianos y actuales con respuestas dadas en los textos y artículos de Onésimo, escritos en los años 30.

Hubiera querido el Pater que las respuestas quedaran desfasadas y que no sirvieran, pero llega a la conclusión de que, más de 70 años después, podría parecer escritas por nosotros mismos esta misma mañana.

Tras reivindicar nuevamente la unidad de acción y la necesidad de hombres preparados y dispuestos, y tras referirse al confortador origen de la concentración de Sol, a pesar de que “como dijera Ortega, no es esto, no es esto,” y de alegrarse, en todo caso, porque haya alguien dispuesto a moverse, no sin echar en falta la presencia de nuestros guiones rojinegros en la concentración, el autor dedicó unos minutos a recordar a David Jato, a Narciso Perales, a Carmen Palacios (la novia de ambos intervinientes) y a Fray Pacífico de la Pobladura (franciscano y nacional sindicalista) de quien contó anécdotas “de las que no se pueden contar”.

El camarada Villegas terminó preguntándose “¿No hay nada que decir al pueblo español o tenemos todavía algo que decir? Tenemos mucho que decir y el pueblo español necesita que se lo digamos. (...) Si no somos capaces de unirnos, no por unirnos sino porque España nos necesita, al menos tengamos la decencia de disolvernos”.
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